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Terapia Celular, parte 6 Es casi imposible hacer el diagnóstico durante los períodos llamados de incubación, de invasión o preparalítico; asimismo puede dudarse de que exista la forma abortiva, puesto que no es diagnosticable mientras no se presenten la parálisis. Sin embargo el signo de Amoss, dificultad de sentarse el niño por la rigidez o dolor en la columna vertebral, además del signo de Kernig, que no es más que el mismo de Amoss, pero en la región cervical de la columna. Estos dos signos clínicos junto con la fiebre, el síndrome de meningismo o la postración, únicamente nos harán sospechar de que pudiera tratarse de Parálisis Infantil, más si todo esto se desarrolla en cualquier medio en que haya epidemia, podemos tener la certeza de que todo este cuadro clínico es de poliomielitis.No habrá duda en el diagnóstico cuando después de haber terminado el cuadro de infección aguda aparezcan las parálisis de alguno de los miembros o de todos, y si además presenta el enfermo apnea, disfagia, acompañadas de flacidez en los músculos paralizados, con relajamiento muscular y tendinoso que permita efectuar a la mano exploradora toda clase de movimientos a los miembros afectados; a veces estos movimientos producen intenso dolor, pero no presentan ninguna resistencia muscular para efectuarlos, y si todo esto se acompaña de hipo e hiperreflexia, cutánea y tendinosa, llegaremos al diagnóstico exacto de poliomielitis. Como corroboración al diagnóstico clinico, la exploración eléctrica, y como exploración más específica la cronaxia, nos dará la certidumbre de que se trata de poliomielitis y se dice que ésta puede ser un buen medio para el pronóstico del futuro de determinados músculos. Puesto que el electrodiagnóstico es un método de apreciación personal, la cronaxia señala el tiempo que caracteriza cada excitabilidad ya sea motriz o sensitiva. De acuerdo con lo establecido por Bourguignon:
Los músculos se clasifican en grupos por regiones; cada región está clasificada en dos grupos antagónicos: Los músculos anteriores que son músculos simples y los músculos posteriores que son dobles formados por dos músculos cuyos tendones están dentro de la misma vaina tendinosa. Los extensores tienen cronaxia más fuerte por ser antagónica de los flexores; y en estos últimos la cronaxia es igual, son sinérgicos y moderadores. Todo lo anterior está establecido respecto a la cronaxia motora. En la cronaxia sensitiva se ha establecido que: En cada región la cronaxia de los nervios sensitivos que inervan la piel es la misma que la de los músculos subyacentes; los reflejos están condicionados por sincronismo sensitivo motor regional, el cual informa sobre la localización de los reflejos. La cronaxia nos sirve para hacer diagnóstico topográfico de las lesiones neuromusculares y seguir la evolución en los tratamientos instituidos; probablemente nos puede dar informe sobre el pronóstico. Por desgracia sólo se hace esta exploración cuando hay parálisis o paresia o areflexia de lo que resulta que esta exploración no puede ni por lo regular es, precoz. Pueden existir parálisis de los motores del ojo, faciales y con frecuencia cambios en el timbre de la voz. También hay parálisis de los músculos de las paredes abdominales y de los esfínteres, siempre son pasajeras estas últimas, pero nos llevan con mayor seguridad al diagnóstico. Las neuritis, las radicuIitis, los reumatismos, las meningitis diversas, las encefalitis y las meningoencefalitis son los padecimientos que más se pueden confundir con la poliomielitis.
Se dice por las observaciones hechas en los E. U. A. que el 50% de los afectados se CURAN SOLOS, es decir, no quedarán secuelas; pero si hacemos la advertencia que en este 50% están los catalogados como abortivos, muy difíciles de diagnosticar, disminuye grandemente esta cifra tan conservadora. Cerca del 25% sólo tendrá una invalidez física moderada, de tal suerte que el enfermo se habitúa y no se da cuenta de esa pequeña deficiencia motora; 15% quedarán con invalidez notable y esos van a ser los verdaderos mal llamados con poliomielitis crónica, estos son los de las SECUELAS, los verdaderos lisiados o inválidos de la parálisis infantil; y por fin se ha señalado del 5 al 10%, de mortalidad. Los niños nacidos de madres que tuvieron poliomielitis durante el embarazo o el parto, siempre son normales. Las mujeres embarazadas no son más susceptibles que las demás personas, a pesar de que se dice que la sangre de mujeres embarazadas contiene gran número de anti-cuerpos, del hecho de que respondan igualmente al contagio que las demás personas y de que se haya ensayado la sangre de embarazadas como medio curativo sin que haya sido eficaz, comprueba la susceptibilidad igual a la de los demás mortales.
PERIODO ORTOPEDICO DE LAS DEFORMIDADES Por lo menos el 31% de los casos que se presentan de parálisis infantil van a quedar LISIADOS, especialmente de las extremidades inferiores. A la flacidez muscular sucede la atrofía, los músculos van progresivamente disminuyendo de volúmen, las reacciones eléctricas de degeneración (cronaxia) siguen desapareciendo y con esta desaparición, viene la atrofia muscular completa. No sólo los músculos van a participar de esta atrofia; los huesos disminuyen su espesor y largura, se vuelven frágiles, y por esto, expuestos a las fracturas espontáneas; las articulaciones se vuelven laxas, por la falta de resistencia de los ligamentos articulares, predispuestas a las luxaciones fáciles; la piel está fría y a veces cianosada, parece pegada al hueso; las uñas toman alteraciones muy visibles de diversa índole; a veces el tejido grasoso subcutáneo es demasiado abundante y se ha hipertrofiado, lo que enmascara la atrofia muscular. El pie colgante, da la impresión de que está siempre bajo la acción de la gravedad, obedece a todas las influencias exteriores; presión del dedo, tracción manual, aparato ortopédico, etc. Por lo regular, la parálisis de los músculos extensores, que es la más frecuente, coloca el pie en extensión sobre la pierna; la contracción de los músculos posteriores de la pierna (tríceps Sural), no compensada por falta de tono de los extensores, provoca esta posición; más tarde aparece el Pie-Zambo Valgus, que hace apoyar al enfermo sobre el suelo, el borde interno del pie. El tipo Varus, donde el apoyo sobre el suelo es por el borde externo, es la posición viciosa que le sigue en frecuencia a la anterior; en ambos casos la acción de los músculos flexores produce una curvatura forzada de la planta del pie, acercando los dedos al talón por la planta; posición que desaparecé con facilidad colocando el pie sobre el suelo pues sin dificultad toma todas las posiciones que se le den; todas las articulaciones no tienen límite en sus movimientos. La rodilla es también colgante, tiene movimientos laterales de cierta amplitud; la amplitud se parece a la flexión. Para caminar, se apoya con la mano del mismo lado, sobre la rodilla paralizada; si la lesión es de un lado, tratando de darle la rigidez que le hace falta. La rodilla en flexión forzada, es frecuente; es más rara en extensión y rarísimas las posiciones laterales: genu valgum o genu varum. Como consecuencia de las posiciones viciosas de los miembros inferiores, segura y paulatinamente se deforma la cadera, la columna vertebral, todo el tórax, lo que ocasiona a veces salientes pronunciadas de las costillas flotantes. Las escoliosis (desviaciones laterales de la columna vertebral) son generalmente hacia el lado paralizado; todas son compensaciones, provocadas por las lesiones de los miembros paralizados. Uno de los capítulos de sumo interés, ni que por ahora no le han dado ninguna importancia, es el de la PARÁLISIS DE LOS MUSCULOS ABDOMINALES. Cuando el niño hace algún esfuerzo con el abdomen, se ve UNA GRAN SALIENTE, COMO DEL TAMAÑO DEL PUÑO, que hace contraste con el lado sano, pues casi siempre se trata de un solo lado y este lado es el contrario al miembro inferior paralizado (parálisis cruzada). Hemos tenido la ocasión de observar niños con Parálisis abdominal de ambos lados, acompañada de parálisis del peristaltismo intestinal y parálisis de los músculos de la vejiga. Este cuadro clínico a veces es desconcertante, pues hay retención del bolo fecal y retención de orina, que no tiene nada que ver con la parálisis de ambos esfínteres y que en los primeros días de establecida se observa en algunos enfermos y que desaparece solo. Las parálisis de los músculos abdominales dan la impresión de hernias muy grandes, de la pared; sólo la comparación y el estudio de muchos casos semejantes, nos pueden ilustrar acerca del verdadero origen. Los trastornos digestivos van acompañados de los síntomas de parálisis y este es uno de los mejores medios para aclarar el diagnóstico; pues, sabido es que las hernias de la pared no traen trastornos constantes de la digestión. Los dolores producidos por las hernias son característicos de ellas; en cambio procuran mover el intestino, facilitando la digestión. Escogiendo la alimentación y SOBRE TODO HACIENDO EL TRATAMIENTO CAUSAL (etiológico), es decir, atacar la infección en la médula espinal es este uno de los síntomas que muy pronto desaparece. Las deformidades, que deben ser muy lamentables, puesto que obligan a casi todos los enfermos a traer muletas, o aparatos molestos y LIMITA BASTANTE SUS ACTIVIDADES NO SOLO FISICAS, SINO MENTALES, los hacen caer, poco a poco, en verdaderas psicosis; el individuo queda predispuesto a contraer un sinnúmero de otras enfermedades muy diversas. La reacción de degeneración (examen eléctrico, cronaxia) da valiosos datos para el pronóstico. Cuando hay contractibilidád a las corrientes farádicas, por débil que esta sea, y persisten por algunas semanas, es muy probable que esos músculos recuperen todas sus funciones; por el contrario, si no hay ninguna contracción a las corrientes, desde el principio y esta falta de contracción persiste, no habrá recuperáción, ni siquierá parcial, de los músculos afectados. Generalmente las recupéraciones de que estamos hablando, son en el término de 4 ó más meses; todas estas mejorías SON ESPONTANEAS sin la intervención de la medicina clásica.
TRATAMIENTO CLÁSICO DE LA PARALISIS INFANTIL DURANTE EL PERIODO AGUDO Durante el período de invasión, es decir, el preparalitico, la enfermedad por lo general, es tratada de muy distintas maneras y todas son buenas. Presenta todo el cuadro de una enfermedad infecciosa indefinida y por tal motivo se prescriben: sulfas, penicilina, estreptomicina, antibióticos en general, metales coloidales, urotropina y una variadísima gama de todos los medicamentos empleados antes y ahora como anti-infecciosos; desgraciadamente y a pesar de todos los medicamentos administrados, la enfermedad cóntinuará grave o no, la secuela ya señaladá en estos mismos capítulos. Ya en el périodo de paralisis, también existen diversidad de medicamentos a cual más inútiles para evitar la evolución. Los sueros de convalecientes, de embarazadas, de individuos que conviven con los enfermos, vacunas de diversa índole, etc. Los últimos antibióticos ya puestos al alcance del público, la cloromicetina y la aureomicina, éstos y todos los demás son por ahora, COMPLETAMENTE INACTIVOS, pues ni siquiera puede llamárseles rnedicamentos sintomáticos; nada modifican favorablemente la evolución de esta enfermedad. El curare y sus derivados, las vitaminas, la prostigmina, etc., son otros tantos medicamentos ineficaces. La recomendación de los médicos norteamericanos de inmovilizar a los enfermos, es sencillamente desastrosa, pues con el tiempo los enfermos se anquilosan, de las articulaciones inmovilizadas, y por lo tanto, además de todas las consecuencias de la polio, se añade la anquilosis; por lo regular, no tiene remedio, a pesar de todas las operaciones de moda. Las désviaciones, las desarticulaciones, las atrofias y toda la secuela de la enfermedad vieñen como consecuencia de las lesiones medulares y no tiene que ver en esas lesiones la inmovilidad. Claro es que cuando se desconoce cómo se curan, se le culpa a determinado hecho el que la enfermedad evolucione más o menos mal, atribuyéndole a los movimientos las desviaciones.
La invalidez puede ser física o mental, o ambas; la INVALIDEZ FISICA, es la única, o casi única en la que quedan los enfermos de Parálisis Infantil. Desde las ligeras incapacidades, sólo advertidas por los familiares, hasta los enfermos qué quedan para toda la vida obligados a guardar cama cómprenden los lisiados por la poliomielitis. La situación desigual respecto a las funciones motóras en que están estos seres provoca en ellos un estado mental que poco a poco va constituyendo, y acaba por determinar cierta anormalidad mental que bien puede catalogarse como INCAPACIDADES MENTALES. La inseguridad en todos los movimientos o la falta absoluta de ellos, capital síntoma, los transforma en desconfiados, miedosos, inestables, etc.; pero en la gran mayoría, ya sea por si mismo o por la educación de los familiares, lo regular es que estos incapacitados sean individuos normales, desde el punto de vista mental o sobresalgan entre su medio. Debemos distinguir entre los lisiados por diversos padecimientos varios grupos: los que tienen pequeños defectos visuales, auditivos o de alguno de los otros sentidos de poca importancia. Casos cuyo defecto principalmente psicológico, débiles mentales o precoces. Éstos afortunadamente—o no se dan cuenta de su situación o no le conceden importancia—son los que menos sufren en su estado. Casos con lesiones neurológicas o psicógenas, como los epilépticos encefalíticos, etc., enfermos de conducta, que bien pueden catalogarse entre los mentales, pero que ahora se ha hecho de estos lisiados una división y por fin los casos ortopédicos que es donde están colocados principalmente los lisiados por poliomielitis.
G. M., de 1 año dos meses de edad, con 6,6kg de peso y con domicilio en las calles de Atotonilco No. 18, Col. Mazá, D. F., fué reconocida el 20 de abril de 1941. Actualmente vive en las calles de González Bocanegra No. 21-10, y tiene 11 años de edad. Los días 18 al 20 de abril de 1941, la madre notó que la niña tenía trastornos digestivos acompañados de dolores; le dió un purgante, disminuyó la alimentación y aparentemente la niña parecía ya sana. Pero el día 21, con gran espanto notó que el miembro inferior izquierdo no lo movía; ni siquiera acostada lo podía sostener en ninguna posición. Expresa la madre que parecía un "hilacho;" el día 20 tuvo temperatura que desapareció al día siguiente; en cambio, no comía ni dormía, y estaba muy postrada. Exploración. — Niña adelgazada, muy pálida, llorona, asustadiza; se observa la flacidez del miembro izquierdo, no tiene reflejos cutáneos ni tendinosos buscados en todas las formas; acostada, al levantar la pierna enferma, ésta cae sobre la cama por su propio peso; los reflejos y movimientos en el abdomen y en la otra pierna son normales. El estado febril precedente, los trastornos gastro-intestinales, la falta absoluta de toda clase de movimientos en el mismo miembro, nos llevan al diagnóstico de Parálisis Infantil, que abarca sólo el miembro inferior izquierdo. El día 22 de abril, es decir, al otro día de que se hizo el diagnóstico de Parálisis Infantil, se le hizo la primera aplicación del sistema, habiendo observado desde luego que los reflejos plantares comenzaron a aparecer y comenzó a mover los dedos cuando le rascaban la planta del pie. Desde la quinta aplicación, la mejoría fué ostensible. Al final de 20 aplicaciones la niña fué dada de alta, pues los movimientos y reflejos volvieron a ser normales y a caminar normalmente; hasta la fecha, la niña, que tiene 11 años de edad, hace todos los movimientos; se encuentra sin ninguna secuela de la enfermedad. Esta fué la primera enferma a quien le aplicamos este sistema curativo, con la duda de obtener los efectos curativos de los medicamentos que se le administraron. Como ya vimos, fué de gran valor el que sus padres la hubieran sometido a este método terapéutico, pues en ella se hicieron ensayos, no peligrosos, de diferentes medicamentos. La observación de importancia que salta a la vista con estos ensayos y que es de trascendencia terapéutica en patología general, es la que, así como son muy graves las consecuencias anatómicas y fisiológicas de los virus, también son extremadamente sensibles a las modificaciones que se hagan con los medios terapéuticos que se utilizaron. Desde la primera aplicación que se le hizo a esta enferma, los padres observaren, como anteriormente decíamos, que la niña comenzó a mover los dedos del pie, hecho que se confirmó plenamente por medio de cuidadosa exploración.
M. E. R., de 1 año 8 meses de edad, con 12kg de peso, con domicilio en Laguna de Términos No. 435, México, D.F., fué reconocida el 23 de mayo de 1946. Vive actualmente en Lago Caratusta No. 6. El día 16 de mayo comenzó con falta de apetito, diarrea, asustadita, con insomnio, cierta sensación de dolor en ambas piernas, pues cuando la tocaban se quejaba, sin que fuera posible localizar este dolor; fiebre que subió hasta 39°C, con oscilaciones, sin que bajara a la normal. Hasta el día 27 del mismo mes presentó estos síntomas. En esta fecha, la madre se alarmó porque el día anterior había notado que la niña no podía sentarse en la cama y queriendo comprobar, comenzó a observarla; así pudo darse cuenta de que el miembro inferior izquierdo lo torcía hacia afuera y cuando lo tocaba le dolía intensamente, pretendió pararla y la niña cayó, lo que aumentó la alarma. Todavía soportándola por los brazos procuró que caminara, pero fué imposible, la niña tenía colgado todo el miembro inferior izquierdo, del resto del cuerpo, estaba inmóvil. La niña fué vacunada contra el sarampión, pero a pesar de esto, un mes antes de la parálisis infantil, tuvo sarampión. Esta enfermedad duró 8 días y, según los padres, fué benigno. Durante este mes estuvo en estado de salud aparentemente. Los señores doctores Alfonso Angelini y Ramón Terroba, de la Sria. de Salubridad y Asistencia, reconocieron a la enferma, en el propio departamento, el día 22 de mayo, diagnosticando Parálisis Infantil. El 23 de mayo de 1946, fué reconocida, encontrándose la enferma llorona, asustadiza, pálida, muy adelgazada, sostenida en los brazos de la madre. Cae para atrás al pretender sentarla, el miembro inferior izquierdo cae por gravedad, en la posición que se le deja, tratando de rotar el pie hacia afuera, flexión o cualquier otra posición que se pone, así queda, sin ser rectificada por la niña, todos los músculos están flácidos y colgantes; no tiene reflejos rotulianos, ni plantar. La niña M. E. R., tiene Poliomielitis Anterior Aguda, en período perfectamente curable, con el tratamiento de la Terapia Celular. El día 25 se le aplicó el primer tratamiento, y el segundo el día 30 del mismo mes de mayo. Al siguiente día, después del segundo tratamiento, movía los dedos del pie enfermo. El día 5 de junio fué el tercer tratamiento, después del cual la enferma se incorpora sola en la cama y empezaba a pararse sostenida, y a dar algunos pasos, ayudada de su madre. El día 12 del mismo mes, fué al cuarto; empezó a caminar sola, desviando hacia afuera el miembro enfermo, así sucesivamente progresó la curación, hasta el 2 de julio, fecha en que completó la enferma 7 curaciones; este mismo día la madre me mostraba cómo la niña ya caminaba sola, corría y no desviaba para ningún lado el miembro inferior. Tres aplicaciones más se le dieron para tener un margen de seguridad en su curación radical. UN MES OCHO DIAS, tardó en sanar, sin dejar ninguna huella. La plena corroboración de la curación, se ha observado en esta enferma, pues han transcurrido 5 años y todas sus funciones son normales, sin que se observe ninguna de las llamadas secuelas de la Poliomielitis.
El día 26 de marzo de 1949, se presentó en los brazos de su madre el niño S. D, R., con 2 años de edad y 10 kilos de peso. Hacía 15 días que el niño tuvo diarrea con fiebre de 38 grados. Cinco días duró esta situación, al cabo de este lapso el niño pretendió, bajarse de la cama pero al dar vuelta cayó al suelo. Alarmados los padres lo levantaron y pretendieron pararlo, pues según ellos como ya había desaparecido la fiebre y la diarrea, ya estaba sano; mas se dieron cuenta que no podía mover las piernas, que colgaba del cuerpo sin ningún movimiento. Al día siguiente notaron que también los brazos no los movía y así sucesivamente fueron observando que la cabeza tampoco la podía sostener en ninguna posición, ni acostado, pues aun así, había que sostenérsela con almohadas para darle una posición fija; igual que las piernas, parecía que la cabeza estaba suspendida al cuerpo. A los pocos días observaron que se "aventaba", no podía evacuar el intestino ni arrojar gases y casi junto con estos síntomas ya no podía pasar el agua ni los alimentos, no se quejaba ni podía respirar, yendo en aumento este último síntoma porque la respiración se hacía con mucha dificultad. Todo este cuadro quedó desarrollado en el lapso de 8 días, a partir de la iniciación de la Parálisis de los miembros. Tanto los médicos particulares como los del Hospital Infantil de México, hicieron el diagnóstico de Poliomielitis de forma bulbar. Durante dos semanas le estuvieron aplicando los paños calientes y lo inmovilizaron. El reconocimiento se hizo en los brazos de la madre, pues le causan dolores todos los movimientos; extremadamente extenuado, postrado, de aspecto grave, respira con dificultad y cuando pretende llorar no lo hace con facilidad, ha estado alimentándose con líquidos por la dificultad que tiene en la deglución. Aunque se pretende sentar o levantarle la cabeza no es posible que la sostenga, ni tampoco que se mantenga sentado, todo el cuerpo se le va para atrás. No hay reflejos abdominales y el vientre se ve meteorizado; no tiene reflejos cremasterianos, ni rotulianos, ni plantares. Las piernas están suspendidas del resto del cuerpo sin ningún movimiento, son las típicas piernas de polichinela. Toda esta exploración le ha causado intenso dolor pero con mucha dificultad llora, pues la respiración es lenta y angustiosa. En vista de la gravedad y no teniendo mucha seguridad en su salvación, dando su conformidad los padres, de que se le hiciera todo lo posible por salvarlo, aunque le causara la muerte, procedimos desde luego a aplicarle el tratamiento de la Terapéutica Celular. Sin ninguna preparación previa de las acostumbradas para este tratamiento debido a la gravedad, le fueron aplicadas por vía intramuscular: 15 U. de insulina, con 200.000 U.O. de penicilina cristalizada y complejo vitamínico B, de acuerdo con sus 10 kilos de peso. A los 30 minutos cuando los síntomas hipoglicémicos habían llegado a su máximo le fueron aplicados, por vía endovenosa, en una primera jeringa: clorhidrato de acriflavina 0,010g, azul de metileno 0,001, resorcina 0,001 en solución glucosada al 50 por ciento y en la segunda jeringa, bromuro de calcio 0,007g, gluconado de calcio 0,020g, formiato de calcio 0,010g, gluconato de magnesio 0,010g, y yoduro de piperazina 0,010g, en solución glucosada al 50 por ciento. A los 5 días se repitió el tratamiento y desaparecieron los síntomas bulbares que ya habían mejorado ostensiblemente con el primero; puesto que pudo llorar, respirar con toda facilidad, además de pasar todos los alimentos normalmente; desde la tercera curación se le aplicó cada 8 días como es costumbre en todos los casos. Al cabo de 23 tratamientos el niño fué dado de alta por completa curación, es decir, en la actualidad NO TIENE NINGUNA ESTIGMA NI SECUELA que por lo regular deja esta enfermedad en estos casos graves. Se debe hacer notar que durante el periodo curativo tuvo como enfermedades intercurrentes, colitis aguda disenteriforme, bronquitis aguda complicada con bronconeumonía, que hicieron que se cambiara y estacionara este tratamiento, por lo que tardó más en sanar.
El 11 de octubre retropróximo fué presentado por sus padres el enfermo C. C. de 3 años de edad, con 10 kilos de peso. Refirieron los padres que el niño tuvo un cuadro de "gripa" durante 5 días, al cabo de los cuales el niño quiso pararse y no pudo; entonces ocurrieron a los médicos especialistas de niños, quienes diagnosticaron Parálisis Infantil, y el día 24 de septiembre para confirmar el diagnóstico, le fué extraído el L.C.R.; inmediatamente después de esto el niño quedó imposibilitado para: voltearse en la cama, mover los brazos, levantar la cabeza, toser o llorar, quedó tendido en su lecho sin ningún movimiento. Reconocido el 11 de octubre del mismo año se encontró: ningún movimiento, en la cabeza, miembros superiores e inferiores; los reflejos abdominales, cremasterianos, rotulianos y plantares totalmente abolidos; el niño se observaba meteorizado. Por la gravedad del caso y por haber transcurrido 18 días después de establecida la Parálisis, se les dijó a los padres que era inútil todo intento de curación, aunque se lograría alguna mejoría puesto que siempre se observa. Pero como son pobres y venían de Torreón, Coah., no iba a corresponder el grado de mejoría con las molestias y gastos que iban a sufrir. Los padres se resolvieron a soportar todo con tal de que su hijo fuera sujeto a este tratamiento. El día 12 de octubre, 18 días después de iniciada la Parálisis, comenzó a actuar la terapéutica; de acuerdo con lo ya establecido, se le inyectó: clorhidrato de acriflavina, 0,020g, por la vía endovenosa, azul de metileno 0,002g, resorcina 0,002g, en solución glucosada al 50 por ciento, en la segunda jeringa, bromuro de calcio 0,007g, gluconato de calcio 0,020g, formiato de calcio 0,010g, gluconato de magnesio 0,010g, y yoduro de piperazina 0,010g, en solución glucosada al 50 por ciento. La mejoría comenzó desde las primeras aplicaciones en forma descendente, es decir, desde la cabeza hasta los pies; éstos fueron los últimos en sanar. En 7 meses 10 días SANO, habiéndosele aplicado 31 tratamientos. No le quedó ninguna de las secuelas ya señaladas de la enfermedad.
G. C. de un año 5 meses de edad, de 8 kilos de peso, con domicilio en Necaxa, Puebla; fué reconocida el 27 de febrero de 1943. Comenzó con síntomas de gripa, pero más tarde los médicos que la vieron en Necaxa diagnosticaron un padecimiento intestinal que rápidamente cedió con los medicamentos administrados. Conforme iban pasando los días y en el término de una semana, los padres observaron que la niña no podía mover la pierna izquierda acostada en su cama, ningún movimiento ejecutaba; la pierna la tenía suelta completamente. En unos días más comenzó a adelgazarse el miembro afectado y a partir de esta inmovilización empezó la "odisea" con los médicos y el "desengaño" de los padres: la enfermedad era Parálisis Infantil. Recomendada por los familiares del niño Regino Vargas, de Huauchinango, Puebla, que tuvo el mismo padecimiento, se presentaron los padres en la fecha anotada arriba. La niña tenía desigualdad en el desarrollo muscular de los miembros inferiores, el izquierdo está notablemente más adelgazado que el otro, parece suspendido de la cadera, cuando los padres intentan pararla. No tiene ningún reflejo; los músculos se palpan muy flácidos, cae todo el miembro cuando se le intenta mover. Positivamente la niña G. C. tenía Parálisis Infantil que afectaba sólo el miembro inferior izquierdo. Nueve curaciones le fueron practicadas, observando progresivamente la mejoría desde la primera. El año pasado vinieron los padres de la niña a que se reconociera, encontrando ligera claudicación en el miembro afectado. El mes de julio de 1949, a la edad de 7 años 6 meses a petición de los padres, se le volvieron a aplicar 4 curaciones más, pensando que ya no se modificaría su estado. Se recibió una sorpresa al notar que disminuyó tanto la claudicación, que ahora es muy difícil observar que ese miembro estuvo tan grave.
A. Z., de 1 año y 7 meses de edad, con 9 kilos de peso, con domicilio en la calle Emiliano, número 9 de Iguala, Gro., el 31 de enero de 1944 se presentó en la clinica, dando los padres los siguientes datos: "Hace como un mes que el niño perdió el apetito, el sueño y tuvo febricula, con medicinas caseras desapareció ese estado, durando como 15 días. Como 10 días antes de traerlo a la clínica, el niño comenzó a "renguear", lanzando la pierna hacia afuera y terminando por no poderse mantener de pie; también el miembro superior del mismo lado comenzó con debilidad y algunas convulsiones cuando pretendía hacer algún esfuerzo." Refiere la familia que dos meses antes de presentar este cuadro, sufrió la picadura de un alacrán; arrojó espuma por la boca, como único síntoma y después de un lavado intestinal, quedó sano. El enfermo fué presentado en brazos de la madre, muy adelgazado, en continuo llanto, por miedo que le tiene a los médicos. Signos patológicos encontrados: no hay reflejos tendinosos ni cutáneos en todo el miembro inferior izquierdo; en posición supina no puede hacer ningún movimiento organizado ni espontáneo, pocos segundos se mantiene de pie, cayendo en el acto; existe flacidez y adelgazamiento muscular en todo el miembro. El miembro superior izquierdo se observa algo delgazado y hay dificultad para ejecutar los movimientos ordenados; los demás aparatos y sistemas se encuentran normales a la exploración física. No tiene antecedéntes luéticos en SUS ancestros, ni hay antecedentes patológicos de otra índole. Los médicos que lo examinan, tanto en la ciudad de Iguala, Gro., como en esta capital, diagnosticaron Parálisis Infantil. El día 1o. de febrero, previa la preparación acostumbrada, se le hizo la primera aplicación del sistema del Cambio de las Constantes Sanguíneas. El día 18 del mismo mes, la segunda sesión, y el día 28 la tercera. Como es costumbre, después de la primera y segunda sesión se le preguntó a la madre del niño cómo seguía éste y como contestó que muy mejorado, no se le dio importancia a su contestación; pero cuando se presentó a la tercera aplicación, siguiendo la costumbre, se le volvió a preguntar cómo se encontraba el enfermo y dijo que su padre ya no quería que viniera a curarse, pues como ya caminaba bien, creía que ya estaba sano. A lo que se le contestó: "¿Cómo cree usted, señora, que con dos curaciones esté curado de un enfermedad considerada como incurable?" — "Pues mire usted doctor —contestó la señora— y al mismo tiempo bajaba de sus brazos al niño y retirándose de él lo hizo correr... Asombro causó observar al niño, que positivamente ya corría, sin manifestar el menor signo de enfermedad. Los días 13 y 23 de marzo se le hicieron las dos últimas aplicaciones, siendo dado de alta por curación, pues además de todos los movimientos fisiológicos no se observaba ninguna atrofia muscular. Hasta la fecha, 1953, el niño tiene 11 años y, según los padres, ha sido el más sano y fuerte de la familia. De hecho, con tres aplicaciones sanó, pero se le hicieron 2 más, para ratificar su curación.
El 29 de agosto de 1949, fué presentada por sus padres, la niña V. V. B., de un año de edad, con 10 kilos de peso, vive en las calles de Pichachi No. 334. Hace 9 días amaneció con fiebre alta; efectuadas las curaciones caseras de costumbre, sin ningún resultado favorable, fué llevada al Sanatorio Español y reconocida por el Dr. Encinas y otro, quienes diagnosticaron Parálisis Infantil. La pasaron al Hospital Infantil, por ser de rigor y la reconocieron algunos médicos, quienes también diagnosticaron Polio. Estado de mucha postración, pero cuando se intenta mover, llora y se asusta; se observa muy meteorizado el vientre; todo el miembro superior izquierdo no lo mueve, ni los dedos; no tiene reflejos tendinosos, (le causa mucho dolor la exploración). No hay reflejos abdominales del otro lado, no es posible sentarla, pues además del dolor que le provoca, se va para atrás todo el tórax. El miembro inferior derecho no lo mueve y todos los reflejos están abolidos, rotulianos y plantares también. La exploración le causa intensos dolores. Durante los primeros días tuvo retención de orina, que espontáneamente desapareció, durante los dos primeros días tuvo vómitos. El 30, comenzó la aplicación del Tratamiento de la Terapia Celular , al siguiente día de este primer tratamiento la niña se pudo sentar sola y sostenerse; a la segunda aplicación comenzó a mover el brazo y a la tercera la pierna; a la quinta comenzó a pararse ayudada o sostenida; a la sexta comenzó a marchar sostenida. Al cabo de 22 aplicaciones, fué dada de alta en completo estado de salud. Es muy importante observar en esta enferma la conducta terapéutica, puesto que, además de los medicamentos acostumbrados no directamente antisépticos fueron administrados: 4–oxi–3–acetilamino–3’–glucoamino–4’–oxiacetato de sodio arsenobenceno 10g, glucosa 10g, agua bidest. 100cc, de esta solución 1cc en 10cc de solución glucosada al 50%, aplicada por vía endovenosa en la primera jeringa; en la segunda jeringa la fórmula ya dicha que contiene sales de yoduro, magnesiocalcio y vitaminas, en la dosis ya señalada. Por vía intramuscular 0,500g de 6–sulfanilamido–2,4–dimetilpirimidina; además de 150.000 U. O. de penicilina cristalizada y 200mg de Dihidroestreptomicina. Hasta las 10 aplicaciones se suspendió la inyección de sulfas y se aumentó a 200.000 U. O. la penicilina, esta conducta terapéutica se siguió hasta terminar la curación de la enferma. En éste, como en todo los enfermos, se iba observando el progreso curativo paso a paso, de acuerdo con cada aplicación. Lo regular es que a los 2 días después de la aplicación sean bien ostensibles los avances en la mejoría aunque siempre desde el mismo día de la aplicación hay un cambio muy favorable en todos los síntomas. Tres años y meses tiene ahora la niña y se encuentra en envidiable estado de salud.
El niño A. E., de 1 año 8 meses, con 14 kilos de peso, vive en Prosperidad 76, de esta ciudad, y el 24 de noviembre de 1949, fué reconocido. Durante quince días tuvo diarrea y fiebre de 39°C, después de este lapso hubo constipación y desapareció la fiebre, pero antes de la desaparición de estos síntomas ya tenía intenso dolor lumbar y en ambos miembros inferiores, al mismo tiempo los padres observaron que no podía pararse ni mover ambos miembros mencionados. Le causan dolor todos los movimientos al intentar la exploración, no tiene reflejos rotulianos ni plantares del lado izquierdo y en el miembro inferior derecho hay hiperreflexia; no es posible sentarlo ni menos pararlo. El diagnóstico anterior de los primeros médicos que lo reconocieron fué de poliomielitis aguda. El cuadro es clásico de poliomielitis aguda habiendo transcurrido ya más de 15 dias. A pesar de este tiempo SOLO FUERON NECESARIAS TRES APLICACIODE ESTA TERAPEUTICA PARA DARLO DE ALTA, por el restablecimiento fisiológico de todas sus funciones. Debiendo hacer notar que además del arsénico en la dosis de 1cc de la solución mencionada en la historia clínica No. 5 por vía endovenosa, fué aplicada por vía intramuscular 1g de la misma sulfa. TARDO EN SANAR 14 diás.Hemos continuado observándolo y su estado de salud física y méntal es envidiable.
A.T. de 1 año, con 11 kilos de peso, vive en Rosa Negra 114, Mixcoac, D. F., fué reconocido el 8 de junio de 1951. Durante 3 días a partir del 21 de mayo tuvo fiebre, después ya no movía el miembro inferior izquierdo, estaba muy nervioso, asustadizo, no dormía, muy pálido. Llevado al Hospital Infantil, hicieron el diagnóstico de poliomielitis. Niño llorón, miedoso, es difícil la exploración por el miedo que le causa. No es posible hacerle levantar el miembro superior izquierdo, sin embargo mueve bien los dedos, pero no levanta el brazo; tiene parálisis del músculo deltoides. No tiene reflejo rotuliano derecho, hiperreflexia plantar del mismo lado, por lo que se puede uno dar cuenta que tiene paralizados los músculos del muslo de ese lado y ligeramente los de la pierna y pie. Presenta parálisis infantil cruzada. Después de más de 15 días de haberse establecido la parálisis se inició este tratamiento, siendo necesarias sólo 6 aplicaciones para lograr su completo restablecimiento. Por haberlo recibido durante el período subagudo de la enfermedad se le aplicaron 25mg de propionato de testosterona en cada sesión y en las dos últimas se cambiaron los antibioticos, (penicilina y dihidroestreptomicina) por sal sódica del ácido dimetil-aminometil fenilfosfinoso... 0.020g en solución clorurada y glucosada a la vez, por vía intramuscular.
Desde el año de 1941 se continúa observando el primer enfermo, que se encuentra en perfectas condiciones de salud; hasta la fecha han sido tratados cerca de mil niños. Los resultados son: dentro de los primeros días de establecida la parálisis, hay un 95% de curación (sin que deje ninguna secuela); el 5% mejora dejando huellas de la enfermedad; el tiempo de tratamiento es muy variable, desde 20 días hasta 180; los accidentes son controlables, se puede decir que no ha habido un fallecimiento atribuido directamente a la aplicación de esta terapéutica; desde los casos menos ostensibles hasta los más graves responden favorablemente. En los estados crónicos, o propiamente dicho, en los LISIADOS, esta terapéutica sigue dando mejores resultados que los observados con todas las terapéuticas en uso. En estos estados cambian casi todos los medicamentos, pero el sistema es el mismo. Fuera de las enfermedades intercurrentes que han sido atendidas de acuerdo con los cánones comunes en terapéutica, en ningún caso agudo ha intervenido ninguna otra terapéutica. < continuar 7 > |
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